PRIMER USO DEL HORNO DE BARRO

      PRIMERO: Es IMPORTANTE que el horno esté seco.

Lo primero que debéis hacer es comprobar la fecha en que habéis finalizado la obra a fin de seguir las instrucciones de montaje en las que indicamos “una vez terminada la obra hay que esperar 4 semanas para encender el horno”.

Esto es fundamental porque durante la ejecución de la obra y la superposición de los diferentes recubrimientos habréis empleado agua y por tanto el horno se ha humedecido; podréis observar que el horno ha adquirido una coloración más oscura que la que tenía cuando lo recibisteis en vuestra casa y ahora debe secarse antes del primer encendido. De no seguir éste consejo, el horno puede agrietarse, romperse e incluso estallar por lo que debes esperar al menos cuatro semanas hasta encenderlo por primera vez.

MUY IMPORTANTE: EL PRIMER ENCENDIDO DEBE HACERSE CON PAPEL

Podremos ayudar a que el horno se seque metiendo varias hojas de periódico, papeles...y hacer un pequeño fuego dentro. Si hacemos esto varios días ayudaremos a que el horno seque antes aunque siempre teniendo en cuenta que no se debe calentar en exceso y que es una ligera ayuda que no evita la espera durante varias semanas.

 SEGUNDO: Por fin ENCENDEMOS el horno.

Para que la combustión resulte mejor, siempre encenderemos el horno con la PUERTA abierta.

Debes meter la leña despacio y de varias veces. Primero una poca de leña, cuando se consuma otra poca y así sucesivamente, de esta forma conseguirás que el horno alcance la temperatura ideal mucho antes y sobretodo, podrás controlar la temperatura. El tiempo de calentamiento y preparación del horno puede variar entre los 45 y los 60 minutos.

Hay que destacar la importancia del TIPO de LEÑA siendo las más adecuadas el sarmiento, las escobas, el ramaje o canutillo de la encina, madera de pino o cualquier otro tipo de leña que haga llama, porque es la LLAMA, al incidir sobre la cúpula, la que calienta el horno.

TERCERO: El control de la Temperatura. El termómetro y el truco del abuelo.

Cada horno es una pieza única, por eso cada horno tiene su propia temperatura, es un producto artesanal, hay múltiples tamaños, la naturaleza y espesor de las capas aislantes es diferente, las paredes que lo rodean el tiro, etc, etc. La temperatura adecuada para asar varía entre los 180 y los 200 grados centígrados medidos en el interior.

Por la forma de instalar el termómetro, además de la inercia térmica del conjunto, como regla general, deberemos dejar de atizar el horno cuando el termómetro marca 150 grados ya que, a partir de éste momento, el horno va a seguir aumentando su temperatura aún sin introducir más leña y habiéndose apagado las llamas.

La otra fórmula para averiguar el momento en el que el horno está caliente es mediante la observación del color interior (al principio costará pero con la práctica dejaremos de utilizar el termómetro). Cuando el horno está apagado y aun cuando lo enciendas, toda la cúpula y costados estarán negros debido al humo y a los usos anteriores pero a medida que se va calentando y cuando se aproxima a la temperatura ideal, va a ir adquiriendo una tonalidad, primero grisácea y luego blanca (color cenizo claro) que avanza desde la zona superior hacia los laterales, es en ese momento cuando debes dejar de atizarlo y comenzar el asado.

Para hacer el asado debes cerrar la puerta y el tiro para que guarde el calor y no entre aire que reavive las llamas. Si quieres ver cómo está el asado, abres unos segundos la puerta y miras. El horno guarda 12 horas el calor y no se va a enfriar porque abras la puerta varias veces para ver el interior.

Durante los primeros usos pueden aparecer pequeñas grietas en el horno, entre el horno y el mortero o ladrillos de la boca, al lado de la puerta o en la zona del tiro. No tienen importancia, es algo normal debido a las altas temperaturas que alcanza pues el barro sufre dilataciones por las temperaturas y los coeficientes de dilatación del barro y resto de materiales son diferentes por lo que es habitual que suceda. Ni el horno está mal ni la instalación ha sido deficiente.

CUARTO: Aprovechar el calor del horno.

Como el horno se mantiene durante varias horas caliente, después del asado puedes meter un puchero para hacer un rico cocido, unas alubias, unos garbanzos y así de fácil tendremos preparada la comida del día siguiente. A media tarde podemos hacer tartas, bizcochos, pastas... Incluso por la noche dejamos dentro del horno unas manzanas, pimientos,... Y por la mañana las tenemos asadas.

CAZUELAS:

Todos los productos que elaboramos están hechos con barro refractario. Por eso nuestras cazuelas, asadores, pucheros, platos,.... se pueden utilizar en todo tipo de fuego. Gas, microondas, vitro cerámica, horno de leña y horno eléctrico, también en barbacoas y en lumbre. En la vitro cerámica siempre hay que utilizarlas a fuego lento.

Antes del primer uso hay que sumergir en agua las cazuelas durante 12 horas y después hay que dejarlas secar. Se llena  de agua un cubo, el fregadero o la bañera, se meten dentro las cazuelas y se dejan en remojo durante 12 horas. Las sacamos del agua y cuándo estén secas las podemos utilizar. Este proceso solo se hace la primera vez, después se utiliza como una cazuela normal.